Aventuras y desventuras de una Bióloga en La Paz

Como os comenté, hoy he tenido mi segunda salida a bucear. Hemos salido del puerto como a las nueve menos algo, rumbo a Los Islotes de la Isla Espíritu Santo. Es la zona donde estuve haciendo snorkel, con la población de lobos marinos. Hemos tardado como una hora y media en llegar, y una vez allí, nos hemos equipado y lanzado al agua, tres personas y la guía. Enseguida, señales de que todo está bien, y comenzamos el descenso. Yo compruebo que llevo el lastre adecuado, y trato de hacerme con el control del jacket, porque el de hoy es diferente: es uno de alas, más moderno, que lleva el aire más hacia atrás que los otros, y al estar en superficie tiende a ponerte boca abajo. Digamos que es lo que peor he llevado hoy. En la inmersión me he sentido muy cómoda y tranquila, he controlado muy bien la flotabilidad y no he tenido problemas con el jacket de alas.

En cuanto a especies, hemos visto más o menos las mismas que las otras veces, lo más impresionante ha sido estar en el medio mismo de un enorme banco de peces, estábamos los buceadores y el banco de peces haciendo un círculo a nuestro alrededor, rodeándonos por todas partes. Impresionate. Por ahí han comentado que eran sardinas, pero si lo eran, no se parecen a las nuestras... xDDD También ha tenido su punto un macho de lobo que me ha pasado a toda velocidad por al lado, casi rozándome, y apenas me ha dado tiempo a volverme para mirarlo. Belén sale y nos deja a una mujer y a mí a nuestro aire durante unos minutos, cerca del barco y a poca profundidad. Estoy ahí en medio del banco de peces cuando noto que mi oído derecho deja de compensar y empieza a dolerme. Para alcanzar a mi compañera y avisarla, tengo que descender un poco porque va por debajo mía, lo que me supone un dolor adicional en el oído. Trato de compensar pero no hay forma, así que le digo a mi compi que subimos. Vamos ascendiendo, y el dolor remite un poco.

Ya en superficie me quito el equipo y subo al barco diciendo: "ahora es cuando yo me mareo y vomito". Pero oh, sorpresa, ¡no me he mareado ni he vomitado ni nada! Cuando ha salido del agua Belén, la instructora, le he dicho toda feliz y contenta que no me había mareado :) Cuando he visto que no me encontraba mal he tenido cuidado de seguir todas las recomendaciones para no marearme: mirar hacia un punto fijo fuera del barco, no mirar hacia abajo, que te de el aire... ¡y he salido airosa! Una de las chicas se ha puesto a hacer fotos y me ha hecho un par, ahora veréis que no tenía cara de estar mareada en absoluto :D En esas estábamos cuando miro por la borda y veo que una de nuestras compañeras que habían ido a hacer snorkel solamente, está en el agua con el chaleco salvavidas y boqueando como si se estuviera ahogando. Se había tirado al agua porque se estaba mareando, y en esos casos es mejor estar en el agua. Yo veía a la chica boquear y la llamaba y le preguntaba si estaba bien, hasta que al final me he lanzado al agua para echarle una mano, con mi traje de neopreno bajado hasta la cintura. Enseguida estaba también a mi lado la instructora, y entre las dos hemos tranquilizado a la chica. Creo que no le pasaba nada más que náuseas, pero a mí me había dado la impresión de que se ahogaba.

Un rato después nos hemos puesto en marcha para la segunda inmersión, en la misma zona pero en sentido contrario. Le comento a Belén mi problema anterior con el oído, y le digo que voy a probar y me dice que si no puedo me quedo más arriba, sin problemas. Cuando bajamos, mi oído se porta como debe y no da problemas. Esta vez, nos topamos con una hembra de lobo que está juguetona, y comienza a mordisquear a mis compañeros, jugando con ellos. Belén nos ha advertido antes de la inmersión de que podía pasar, que no son peligrosos pero a veces se toman confianzas y pueden hacerte daño. Nos ha aconsejado que si se ponían muy insistentes los apartáramos. Yo no he tenido necesidad de hacerlo, porque curiosamente he sido la única de los cuatro a la que no se le ha acercado. Por un lado me he quedado con las ganas, pero por otro me daba un poquito de miedo :P

En un momento del recorrido he empezado a sentirme mal, mareada y con un fuerte dolor en la cabeza por las gafas. Sigo adelante, Belén me mira de vez en cuando para asegurarse de que todo está bien, y en una de esas me acerco y le digo que estoy mareada. Le digo que quiero subir, pero ya es demasiado tarde... ya os podéis imaginar lo que ha pasado. ¿Alguna vez alguien ha vomitado a través de un regulador de buceo? Lo más importante en estos casos es no quitarse el regulador de la boca, porque, obviamente, te puedes ahogar. Yo lo he hecho de maravilla, Belén me ha dicho que he reaccionado muy bien y que no me ha entrado el pánico. Ha tenido que ser un buen epectáculo... pero oye, para todo hay que estar preparado, y pasar por cosas así te enseña a no entrar en pánico y reaccionar adecuadamente. Y lo curioso es que no me he sentido tan mal como las veces anteriores, los dolores no eran tan intensos ni de lejos. Hemos subido y he ido sintiéndome mejor, pero ya no he tenido fuerzas para hacer una tercera inmersión. Así que nos han llevado a una playa, y allí me he quedado con otras chicas (dos sordomudas, la que casi se ahoga, y otra más), bañándonos y charlando mientras los demás hacían la tercera inmersión. No sé si me atreveré a seguir buceando... Con lo contenta que estaba por no haberme mareado después de la primera inmersión y me mareo en medio de la segunda, a 10 m de profundidad (lo digo a ojo).

Estando en la playa, el cielo se ha empezado a nublar. El tiempo estaba un poco revuelto desde ayer y amenazaba viento para la tarde, ahí ya serían como las cuatro, no sé. En cuanto ha llegado el barco a recogernos, nos hemos subido y nos han advertido que había tormenta. El cielo ya estaba negro y se habían ecuchado algunos truenos. Nos esperaba una hora y media de trayecto bastante movidito. El mar estaba bastante agitado, las olas salpicaban por todas partes y el viento nos azotaba sin piedad. Yo iba en bikini y me he puesto la toalla por encima porque hacía fresco, y he acabado calada hasta los huesos, y pasando frío.

Cuando por fin hemos llegado a tierra eran aproximadamente las seis, desde las nueve que habíamos salido. Y yo, ilusa de mí, que pensaba hacer tareas del hogar esta tarde... Como os podéis imaginar, he llegado reventada. Tenía la ropa limpia sin guardar, así que he recogido, me he duchado (con agua caliente por primera vez desde que estoy aquí), he cenado y preparado la comida para mañana, y aquí estoy, luchando por mantener los ojos abiertos un poco más y poder terminar (porque mañana lo iba a tener complicado). Es bastante temprano, pero estoy muerta de sueño. En cuanto acabe me voy a dormir.

Bueno chicos, esto es todo desde aquí. Van un par de fotitos, algo es algo.



¡Muchos besos, os quiero!